sábado, 31 de marzo de 2018

Izquierdas, democracia y dictadura


Durante décadas, Estados Unidos se encargó de que en América Latina no hubiera gobiernos de izquierda. Su argumento fue el "peligro comunista". Prefirió apoyar golpes militares y dictaduras, que dejaron un rastro de muertos y desaparecidos. El miedo a la izquierda condujo al fascismo, como en Italia o Alemania, en los años 30.
En los inicios del nuevo milenio, terminada la Guerra Fría, varios países lograron, por la vía democrática, hacer una transición a la izquierda: Venezuela, Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador, Uruguay, Paraguay, Chile. Los resultados han sido mixtos, las izquierdas han sido plurales. En varios países ha habido ya periodos de izquierda y de derecha, movimiento, como sucede normalmente en una democracia.
En México no ha llegado esa transición. Las izquierdas no han tenido oportunidad de aportar desde el poder. El argumento ha sido el mismo del periodo de entreguerras en Europa o de la Guerra Fría en América Latina, el "peligro del comunismo", como si todas las izquierdas fueran comunistas, como si todo fuera válido contra el comunismo y el socialismo, como si los fracasos socialistas no fuera en parte resultado de los ataques en su contra.
Ésa propaganda contra las izquierdas se vende como marketing aquí y en todo el hemisferio. Lo mismo que de dice aquí contra López Obrador se dice en Guatemala, en El Salvador, en Honduras, en Colombia y en todo país donde hay una opción electoral de izquierda. Sin dudarlo se la tacha de "comunista" y luego se le carga con todas las fallas y errores de regímenes como el de la Unión Soviética, China, Cuba y ahora Venezuela.
Y nunca se dice o se aclara que en todas las democracias hay izquierdas y derechas, que en Europa se bascula de un lado a otro sin problemas, que en España, en Alemania, en Italia, en Francia, en Reino Unido, a veces hay gobiernos conservadores y a veces los hay progresistas, a veces más proteccionistas, a veces más liberales, a veces más socialdemócratas, a veces incluso se va a los extremos, de izquierda o de derecha. Es la vida democrática.
En México los enemigos de la izquierda se ponen varias máscaras, pero su discurso es el mismo que se usó para aplastar cualquier intento de democracia en América Latina durante la segunda mitad del siglo XX, es el discurso que validó el golpe contra Allende y la dictadura de Pinochet, la dictadura en Argentina, en Brasil, en Uruguay. Y también es el discurso que validó la matanza de estudiantes en 1968 en México. Es el discurso del miedo y odio al socialismo, haya o no socialismo.
Es la fobia a la izquierda, que más bien es el esfuerzo por conservar regímenes oligárquicos, desiguales, injustos y alineados a Estados Unidos.
Los enemigos a la democracia han sido no sólo esas dictaduras socialistas tan citadas y referidas sino también aquellos que en nombre de la libertad han reprimido todo intento, democrático o revolucionario, de transformar la realidad social. En su afán por conservar un estado de cosas e impedir a toda costa la llegada de un gobierno de izquierda, han utilizado el fraude, la coacción, la propaganda negra e incluso el golpe de Estado.
Una democracia madura permite las transiciones entre partidos y posturas. La izquierda es parte de la democracia. Los que la odian y quisieran borrarla, en nombre de la libertad y la democracia, quisieran un sistema derechizado, inevitablemente conservador, donde no se pudiera elegir nunca algo realmente distinto, donde no se pudiera transformar nada de fondo. Y eso ya no sería una democracia.
El miedo a la izquierda con el espantajo del socialismo ha representado y representa una amenaza contra la democracia, la libertad y la capacidad de transformación social.
Los que recurren a ese tipo de propaganda lo hacen porque les pagan por ello, porque tienen intereses particulares en juego o porque han sido adoctrinados. Pero en el fondo sirven para la preservación de un sistema vigente, el statu quo del capitalismo neoliberal, oligárquico y neocolonizado.
Hay que elevar el debate, aceptando, para empezar, que en una democracia liberal la izquierda y la derecha tienen derecho a existir y a participar en las transiciones. Que es sano que una y otra tengan su oportunidad.
Sin duda hay izquierdas (y derechas) que amenazan esa democracia. Pero no todas las izquierdas ni todas las derechas son así. La propaganda de derecha selecciona solamente ejemplos de izquierdas que anularon o dañaron la democracia liberal, pero hay muchos más ejemplos de izquierdas que se mantienen en ese orden democrático.
Cuando la derecha Iguala a todas las izquierdas, las pinta a todas como "socialistas" o "comunistas" y como un peligro contra la democracia, entonces esa derecha comienza a parecerse a las derechas antidemocráticas, golpistas y fascistas.

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