miércoles, 7 de febrero de 2018

Wikipolítica y el marxismo


Uno de los esquemas ideológicos más usados en este momento es el de la oposición entre "sociedad civil" y "clase política". Los problemas serían en buena medida provocados por esa "clase política", enquistada en los partidos, y de lo que se trataría es de "reemplazarla" desde la sociedad civil organizada.

Es una visión que omite las divisiones en el seno mismo de la "sociedad civil". La toma como bloque, todos somos ciudadanos y vamos a "reemplazar" a esos otros, que son los políticos. Es un típico discurso ideológico que pretende identificar a un grupo frente a otro. Es la clásica distinción "amigo - enemigo" de Carl Schmitt, que tiene como función unificar a un colectivo.

El marxismo tiene un esquema diferente. Aquí lo que está dividido es la propia "sociedad civil" en clases sociales. Está la clase trabajadora y la clase propietaria. Y la política es uno de los escenarios de esa lucha de clases. Las clases son primero económicas y después "clases políticas" (abusando del término), en el sentido de que primero está la oposición en el plano de las funciones económicas (explotador - explotado) y después en el plano de la lucha política, con los partidos burgueses y pequeñoburgueses, por un lado, y el partido o los partidos de la clase trabajadora, por el otro.

Todos aquí son ciudadanos y todos aquí son también seres políticos, siguiendo a Aristóteles. Pero no todos son explotados y tampoco todos son explotadores. Ésa sí es una división concreta y real entre sectores, grupos, estratos. Hay quien vende su fuerza de trabajo y hay quien la compra. Hay burgueses y hay proletarios.

Pero cuando se viene a decir que por un lado estamos los "ciudadanos" y por otro la "clase política", se pretende ocultar esa diferencia en el seno mismo de los "ciudadanos". Entonces se forma un frente interclasista que se empeña por "reemplazar" a los "políticos". Y, en los hechos, son más bien miembros de la pequeña burguesía los que terminan por llegar a los puestos.

Y la agenda que desarrollan desde los puestos del Estado no contempla en ningún momento las banderas de la clase trabajadora y de los explotados. No se ve por ningún lado en su discurso el tema de los salarios, de las prestaciones, de la precarización del empleo, de las jubilaciones, los sindicatos, es decir, todos los tópicos de la lucha de los trabajadores.

Se trata solamente de un respiro al sistema de partidos burgueses, en momentos en los que se han desconectado del grueso de la población. Acusándolos como corruptos y cerrados, se genera esa mistificación de que los "políticos" son el problema y no, por ejemplo, los estratos privilegiados, los oligarcas, los que poseen los medios de producción, el capital, las minas, los talleres, las fábricas, las máquinas.

Se atribuye el poder a los "políticos" y no a la clase propietaria. Y se habla de "reemplazarles", pero sin tocar a los oligarcas ni a la burguesía. Muchos miembros de las clases bajas se suman, engañados por el discurso pequeñoburgués.

Pero todo esto podría servir, desde una perspectiva dialéctica. Pues la apertura de espacios para la "sociedad civil" bien podría ser aprovechada por plataformas construidas por la clase trabajadora organizada. Candidatos "independientes" con discurso proletario podrían aparecer.



Lo que puede preverse es que la pequeñaburguesía tema y se distancie inmediatamente de esas posturas "radicales". El punto es que quizá no pueda detener ni controlar lo que ha iniciado.