martes, 15 de mayo de 2018

El movimiento "Incel" y el feminismo


Hace 4 años, el 23 de mayo de 2014, en Isla Vista, California, un joven de 22 año llamado Elliot Rodger, estudiante de la Universidad de California en Santa Bárbara, apuñaló a tres de sus compañeros de fraternidad.
Se subió después a su BMW y grabó un video, en el que anunció sus intenciones de atacar a más personas, debido al odio que sentía porque las mujeres lo rechazaban. Quería dañar a las mujeres por no corresponderlo y a los varones sexualmente activos, por lograr lo que él no podía.
Después disparó, acuchilló y atropelló a la gente que se encontró en su camino. Mató en total a 6 personas y después, rodeado por la policía, se suicidó.
Antes de sus ataques, Rodger envió un correo electrónico con un manifiesto, en el resumió sus ideas sobre el odio a las mujeres y a los varones que tienen sexo.
Hace tres semanas, en Toronto, Canadá, un joven de 25 años llamado Alek Minassian subió a una camioneta y atropelló a la gente que pudo encontrar en el distrito de negocios de North York. Mató a 10 personas e hirió a 16.
Antes de perpetrar el ataque, Minassian había difundido en Facebook un mensaje que llamaba a la rebelión "Incel" (abreviatura de "involuntarily celibate", es decir, "celibato involuntario"). Nombraba a Elliot Rodger como su héroe e inspiración.
El movimiento "Incel" existe, en foros de internet. Su idea básica es vengarse de las mujeres por negarles el sexo. Y también de los varones que sí tienen relaciones sexuales. A las mujeres se les denomina genéricamente "Stacys" y a los varones sexualmente activos, "Chads".
Se trata de individuos frustrados sexualmente, que ahora reconducen toda esa frustración de manera violenta contra las mujeres y varones a los que envidian. Son particularmente virulentos contras las feministas.
Es una violencia de modalidad no vista, pero no esencialmente novedosa. La sexualidad en el marco patriarcal y capitalista siempre ha sido violenta. En ese marco, el varón cree tener el derecho al cuerpo de la mujer. Si una mujer se lo niega, la reacción no suele ser pacífica. Es como si lo hubieran ofendido gravemente, como si se cometiera una injusticia en su contra.
La mujer se ve como un objeto sexual del cual el varón siempre debería ser capaz de disponer y usar. El movimiento "Incel" es una reacción extrema a los cambios que el movimiento feminista ha logrado introducir en el imaginario de la sociedad machista y patriarcal.
Si hay avances del feminismo, el machismo se revuelca y produce movimientos reaccionarios. Es la dinámica de revolución y reacción. La violencia normalizada, al ser expuesta y combatida, se transforma en violencia abierta y explosiva.
Atentados como el de Rodger o el de Minassian, perpetrados por jóvenes de clase media en países de Primer Mundo, e incluso pertenecientes a sectores privilegiados, encienden las alertas de lo urgente de profundizar en la superación de la sociedad heteropatriarcal, machista y capitalista.
Si la reacción misógina y terrorista ya actúa y se organiza, es momento de que la revolución feminista se profundice. Son síntomas de que el momento es de crisis: o se logra la transformación radical o se cae en la barbarie.

sábado, 5 de mayo de 2018

Anon


Estrenada ayer en Netflix, "Anon" plantea una sociedad distópica en la que no existe la privacidad.
Los totalitarismos son sistemas políticos que borran la frontera entre lo político y lo privado. Una persona no puede tener opiniones propias fuera de la ideología oficial. Y no puede rehusarse a participar en los ritos oficiales. El Estado se entiende como una unidad superior a los individuos. Todo el que se salga del guion es considerado peligroso, una amenaza para el conjunto social.
De alguna manera se trata de un retorno: en las sociedades primitivas tribales, de las que tenemos ejemplos contemporáneos en grupos humanos de Oceanía, África y América del Sur, no se podría pensar en un individuo que no estuviera integrado a la tribu, que no se vistiera, que no comiera, que viviera como los demás, que no creyera en sus dioses o que no participara en los ritos.
Esa unidad primordial se fue fragmentando muy lentamente y alcanzó su clímax en las sociedades occidentales modernas. El individuo sintió su individualidad, a veces como soledad, frente a las estructuras sociales y frente a los demás.
El liberalismo ensalza al individuo y su libertad. Y el socialismo plantea que ese individualismo es una ilusión, que la sociedad está compuesta por clases sociales, determinadas por el funcionamiento del capitalismo. Plantea la superación de la sociedad capitalista y la construcción del comunismo, que no es un retorno simple a una unidad primordial, sino una unidad que incluye la libertad individual, una síntesis dialéctica.
El fascismo, en cambio, representa el retorno no dialéctico a una unidad forzada por el Estado, el partido y el líder carismático, que conecta místicamente con la masa y exige su participación en coreografías políticas. El Estado totalitario fue propuesto como objetivo consciente del fascismo italiano y también del nacionalismo alemán. Ahí la libertad individual se borra completamente, arrollada por las exigencias del partido en el poder.
En "Anon", la exigencia de seguridad en una sociedad futurista ha llevado a la pérdida de la privacidad de todos los individuos. Las fuerzas del orden tienen acceso a la ubicación y las vivencias de cualquier persona.
Todas los ciudadanos tienen un dispositivo ocular que graba lo que ven, y que también les permite reconocer automáticamente a cualquier persona que vean, su nombre, su edad, su ocupación.
La policía puede acceder a la visión en tiempo real y al registro de cualquiera. Así, la criminalidad es combatida de manera eficaz. Toda persona existe en el sistema, se la puede rastrear en cualquier momento, se puede acceder a lo que está viendo y saber qué está haciendo.
Pero en esta sociedad también hay inadaptados, "fantasmas", que de alguna manera (ilegal) han escapado al control. Si alguien los ve en la calle, no aparece su nombre ni sus datos básicos. Llaman la atención y por eso no suelen mostrarse mucho.
La trama presenta a una joven "fantasma" que ha destruido sus registros analógicos, que no es identificable con los dispositivos oculares, que no sale mucho a la calle y que ha eliminado los dispositivos digitales de su entorno. Lleva una vida "analógica" y es una hacker, cobra por eliminar de la "nube" episodios vergonzosos o incriminatorios de sus clientes.
Así, por ejemplo, alguien que comete una infidelidad y busca que no quede registro la contacta en un foro web, ella accede al registro, elimina los rastros del acto sexual y reemplaza esos eventos con otro tipo de escenas. Un robo, un asesinato, la compra y venta de drogas, todo puede ser eliminado antes de que la policía acceda al registro.
El Estado busca a esos "fantasmas" y los caza como elementos sumamente peligrosos. Están "anonimizados" y hay que "desanonimizarlos", es decir, meterlos al sistema.
La joven hacker entrará a un juego de persecución con un detective. Y en esa relación se desarrollará la trama.
En una memorable escena final, la "fantasma" le dejará claro al policía que no es que tenga algo que ocultar, sino que más bien no tiene nada que quiera mostrar.
"Anon" nos lleva a reflexionar en cómo existe una vía a través del miedo y el anhelo de seguridad pública que puede llevar a recortar las libertades y reducir la privacidad. Y también que es muy probable que en un Estado con atributos de vigilancia extrema sean muy pocos los que estén realmente "seguros".