lunes, 5 de agosto de 2019

La ultraderecha xenófoba


Para muchos ultraderechistas de Primer Mundo, existe una conspiración desarrollada por élites económicas para acabar con la independencia, autonomía y la identidad de los países desarrollados, a través de la inmigración, el mestizaje y el multiculturalismo.
A esto se le denomina como "El gran reemplazo", por un libro del francés Renaud Camus publicado en 2012. Según esta idea, grupos que gobiernan en la sombra permiten, promueven y favorecen de manera deliberada el arribo de inmigrantes africanos, asiáticos y latinoamericanos a Europa, con el objetivo de crear una población mestiza más fácilmente maleable.
El "gran reemplazo" sería también un "genocidio blanco", pues implicaría la aniquilación de la "raza blanca", a través del mestizaje y el multiculturalismo. El cristianismo, las lenguas occidentales, las costumbres y las tradiciones, todo eso estaría en riesgo.
En "Eurabia: The Euro-Arab Axis", la escritora Giselle Littman habla de "Eurabia", una suerte de proyecto que busca la extinción de Europa con la migración de población árabe y musulmana. La idea básica no es nada nueva, incluso ha sido tema de novelas distópicas como "El desembarco", publicada en los años setenta, sobre un colapso de Europa debido a la migración.
Pero la literatura de extrema derecha también ha retratado la resistencia. En "Los diarios de Turner" de William Pierce, una revolución blanca logra derrocar al gobierno estadounidense e implementar un régimen ario y teocrático, con la eliminación de la población negra, hispana, asiática y judía. Estados Unidos, según esta novela, quedaría con una población de sólo cincuenta millones de personas, todas blancas y de ideología supremacista.
Estas teorías conspirativas y estas obras de ficción resultarían poco importantes si no tuvieran un reflejo en la realidad. Pero no es así. En 1995, el exsoldado Timothy McVeigh detonó un camión con dos toneladas de explosivos en un edificio federal de Oklahoma City. La explosión mató a 169 personas e hirió a alrededor de 700.
Según las investigaciones, "Los diarios de Turner", donde se narra un atentado similar, influyó en McVeigh, quien imaginaba que el gobierno federal estaba girando hacia el totalitarismo. El asedio de Waco, en el que la policía desmanteló un rancho controlado por una secta, fue para McVeigh una confirmación de sus hipótesis.
En 2011, Anders Breivik usó también un vehículo con explosivos para perpetrar un atentado en Oslo, Noruega. Al parecer ese hecho fue un señuelo: mientras la policía se dirigía al lugar del estallido, Breivik se dirigió a la isla de Utoya, donde un partido de izquierda realizaba un campamento juvenil. Ahí el terrorista mató a 69 personas a sangre fría. Según su ideología, la izquierda noruega formaba parte del complot para sustituir a la población blanca por inmigrantes.
En un manifiesto publicado, en video y en texto, antes de los ataques, Breivik expuso su visión de Europa como territorio invadido de musulmanes. La idea de "Eurabia" estaba en su mente.
En este 2019, Brenton Tarrant, un hombre de 28 años, realizó una serie de ataques en Christchurch, Nueva Zelanda. Vestido de comando, con una cámara en el casco y armas semiautomáticas, Tarrant irrumpió en dos mezquitas, con saldo de más de 50 muertos.
Antes del ataque, Tarrant publicó un manifiesto titulado "El gran reemplazo", como el libro de Renaud Camus. La idea es la misma: los países "blancos" están amenazados por la migración musulmana.
Este sábado, un joven de 21 años llamado Patrick Crusius, también con ropa de comando y armado con un AK-47, atacó un Walmart de El Paso, Texas. La cifra de muertos va en 22. Igual que con Breivik y con Tarrant, Crusius publicó un texto. Según él, sus acciones fueron una respuesta a la "invasión hispana de Texas" y tuvieron como modelo los ataques a las mezquitas de Nueva Zelanda.
Estos terroristas supremacistas y racistas comparten un rasgo ideológico: se ven a sí mismos como defensores de su raza y su cultura. Sus atentados serían una respuesta individual a una conspiración global. Serían soldados en contra del llamado "Nuevo Orden Mundial".
McVeigh veía al gobierno federal estadounidense como el enemigo. Breivik detesta la Unión Europea y los organismos internacionales. Tarrant abomina de la inmigración de musulmanes. Crusius apunta contra los hispanos.
Europa y Estados Unidos fueron alguna vez centro de potencias imperialistas, volcadas hacia afuera, con el objetivo de dominar más y más territorios, más y más recursos, incorporando, segregando, "civilizando" o incluso exterminando a las poblaciones de sus colonias.
No les importó la muerte casi hasta la aniquilación de la población precolombina en América, las masacres y la explotación de los africanos, la dominación en Medio Oriente, Asia y Oceanía, las guerras mundiales provocadas por su ambición imperial, la extracción de recursos, la eliminación culturas y lenguas, la rapiña, la esclavitud, la servidumbre, la destrucción.
Pero ahora surgen en Europa y Norteamérica grupos que no soportan la migración desde esas mismas regiones. Ven con horror la llegada de los diferentes, los distintos, los otros.
Es tal el grado de enajenación de los grupos de ultraderecha, que ven como el enemigo a miembros de su propia clase social, sólo porque vienen de otro país, hablan otro idioma, tiene otro tono de piel. Señalan a una élite, los judíos, los banqueros, las corporaciones, pero no luchan contra el capitalismo, sino contra los extranjeros que no son blancos.
La ideología de ultraderecha enfrenta a trabajador contra trabajador, en lugar de unirlos en una lucha internacionalista. Apela al odio, al nacionalismo, los símbolos, la religión, lo irracional, para engañar a las masas y encaminarlas a la violencia, sin tocar el sistema, sin cambiar las cosas, dejando intacta a la burguesía.
Es preocupante que, aun en la izquierda, hagan mella algunas ideas de ultraderecha. Hay izquierdistas que también apuntan contra los judíos, que también hablan de un "Nuevo Orden Mundial", que creen que las caravanas migrantes que pasan por México son promovidas por George Soros, que se busca reducir la población a través del aborto, que se dicen "nacionalistas", que caen en el antisemitismo y la xenofobia.
La ultraderecha es un producto de la mala conciencia de Europa y Estados Unidos. Es la aberración que ha surgido de una globalización que no salió como lo esperaban las potencias imperialistas. Es la barbarie que hay que padecer por no haber logrado superar el capitalismo. Es occidente ante el espejo.