En las últimas semanas, un
personaje hasta ahora no muy conocido destacó en los medios locales por su
repentina aspiración a ocupar la rectoría general de la Universidad de
Guadalajara.
Se trata de Ricardo
Gutiérrez Padilla, quien se desempeñaba como director del Instituto
Metropolitano de Planeación (Imeplan). Siendo esa dirección un puesto
controlado por Movimiento Ciudadano (el partido que gobierna la mayoría de los
municipios metropolitanos) y siendo MC un partido controlado por Enrique
Alfaro, las pretensiones de Gutiérrez Padilla fueron interpretadas por algunos
como un intento del alcalde de Guadalajara por al menos incidir en la política
interna de la universidad.
Es conocido
que Enrique Alfaro y Raúl Padilla, el mandamás de la UdeG, no han tenido en el
pasado reciente una buena relación. Alfaro rompió con el cacique allá por el
año 2009, cuando se convirtió en alcalde Tlajomulco contendiendo bajo las
siglas del PRD (un partido que es coto de Padilla).
Sin embargo,
el novel alcalde se negó a entregar parte de la nómina municipal al "líder
moral" udegeista. Se alió con Emilio González, entonces gobernador del
estado, y dio comienzo a una abierta confrontación con los padillistas. Fracasó
en su intento por arrebatarles el PRD. Y, después de varios movimientos,
terminó por atrincherarse en MC.
Después de
alejarse Padilla. la trayectoria de Alfaro tuvo dos grandes polos: la derecha
local, agrupada en el PAN, y su primitiva alianza con Andrés Manuel López
Obrador, es decir, en las antípodas del PAN. Esa dualidad se convirtió
irremediablemente en un dilema.
En 2012
contendió en la elección de gobernador del estado, todavía como aliado del
lopezobradorismo. No ganó, pero quedó cerca. Se le invitó a incorporarse a
MORENA, la nueva plataforma de AMLO. Y fue entonces cuando tuvo que elegir.
Optó por la
derecha. Ya en ese año, su estructura electoral estuvo llena de panistas y
expanistas, muchos de ellos del grupo de Emilio González. Y en lo sucesivo esa presencia
sólo iría aumentando. La ruptura con López Obrador fue inevitable y hoy es
evidente: MORENA en 2018 tendrá un candidato propio que contenderá contra
Alfaro. Muy probablemente sea el empresario Carlos Lomelí Bolaños.
En esa
encrucijada en la que Alfaro se inclinó hacia los expanistas que venían siendo
desalojados por el PRI, después de más de tres lustros de hegemonía blanquiazul
en Jalisco, es en donde se cruzó con Ricardo Gutiérrez Padilla, cuyo camino
había comenzado en la Universidad de Guadalajara.
En 2001, José
Trinidad Padilla López, hermano de Raúl Padilla, se convirtió en rector
general. Si tenemos obviar el nepotismo de ese nombramiento, sólo agregaremos
que Ricardo Gutiérrez Padilla llegó a vicerrector. Era, pues, el segundo al
mando.
Por razones
aún no muy claras, Gutiérrez Padilla no terminó su periodo en la Vicerrectoría.
El Programa de Planeación, Programación, Presupuestación y Evaluación (P3E),
cuya implementación generó malestar entre profesores y directivos, fue un
detonante.
Una primera
renuncia de Gutiérrez Padilla fue rechazada por "Trino". Pero
finalmente dejó el puesto. Tuvo enfrentamientos públicos con Javier Hurtado
(quien lo acusó de amenazas) y se reintegró finalmente a la plantilla de
profesores. Era el año 2003.
Para 2006, con
las elecciones presidenciales en puerta, Gutiérrez Padilla hizo proselitismo a
favor de Felipe Calderón, el candidato del PAN. A nivel estatal, el candidato a
gobernador era Emilio González. Ambos, como se sabe, obtuvieron el triunfo.
Entonces sobrevino
sobre Gutiérrez Padilla una cacería de brujas. Raúl no se sintió cómodo con un
hombre que había sido vicerrector y contaría en el sexenio con el apoyo del
gobernador y también del presidente. Lo defenestraron de la cátedra, no sin
escándalo. El afectado se quitó el bozal y lanzó diatribas contra el
padillismo, no carentes, por otra parte, de cierta veracidad.
El acto fue
una especie de adelanto de lo que se vería poco después con el exrector Carlos
Briseño, quien también se acercó al PAN, en la persona de Emilio González, al
menos como aliado temporal. Es conocido su destino. Su cuerpo hoy descansa en
una tumba, después de haber sido irregularmente depuesto.
Gutiérrez
Padilla eludió esa suerte. Se refugió en Acción Nacional. En 2011, por ejemplo,
formó parte de la campaña presidencial de Josefina Vázquez Mota. Y, con el
corrimiento de Alfaro a la derecha, logró cruzarse, como ya decíamos, con
Movimiento Ciudadano. En 2015, con los triunfos emecistas en la Zona
Metropolitana de Guadalajara, se convirtió en director del Imeplan. En aquel
año incluso se habló de "imposición" por parte del alcalde tapatío.
Pero tal vez
tiene una espinita clavada en la UdeG y prevé un buen rendimiento local de
Movimiento Ciudadano y del PAN en lo federal el próximo año. Si alguien está
detrás de él, hay que buscarlo en ambos partidos.
El tipo de
rector que sería, de lograr cumplir sus objetivos, no tiene por qué ser una
incógnita. Resta hacer un poco de memoria y revisar qué tipo de actuación tuvo
en la Vicerrectoría, hace ya 15 años. Un adelanto: era el más radical de los
"renovadores" de la UdeG. Quería ponerla a tono con la liberalización
y la modernidad de cuño panista. La lentitud con que esos cambios se daban lo exasperó. Si es un agente de transformación, no lo es hacia la izquierda, sino hacia el neoconservadurismo.
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