domingo, 9 de julio de 2017

La consulta sobre la ciclovía y la desigualdad.



Hoy se realizará una consulta popular sobre la ciclovía instalada en la avenida Marcelino García Barragán.

Los entusiastas de la bicicleta se oponen a la realización del ejercicio, que es organizado por el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana (IEPC), a petición de vecinos inconformes.

No obstante, los ciclistas han estado haciendo propaganda para que la gente acuda y vote por el "Sí". Han desarrollado una intensa campaña en redes, empleando todos sus recursos y contactos. En cambio, de los que se oponen no se ha sabido casi nada. Escuchamos mucho los argumentos a favor, pero no los argumentos en contra. No es un proceso equitativo.

Tiene que ver con la desigualdad: los que promueven el "Sí" claramente pertenecen a sectores de clase media, con estudios, habilidades tecnológicas y acceso a medios de comunicación.

Los que no quieren la ciclovía en su mayoría parecen ser sólo son gente común que siente que les estorba esa infraestructura, que les quita clientes, que les aumenta el tráfico afuera de su casa. Y no están en redes. Opinan desde el terreno, desde su cotidianidad. Han recurrido a la repartición de volantes, quizá a la visita casa por casa y a las juntas vecinales.

En cambio, muchos de los que la defienden quizá ni pasan por ahí todos los días, pero están convencidos de que siempre es positiva una ciclovía, en todo tiempo y en todo lugar. Han adquirido sus convicciones y su visión en redes, al menos en parte. Ahí se informan, ahí dialogan, ahí se organizan y ahí se promueven.

La consulta transparenta las brechas tecnológicas, digitales, económicas, culturales y también políticas entre los bandos del "Sí" y el "No". Hace evidente que existe un lobby ciclista con habilidades tecnológicas, acceso a internet y contactos en los medios de comunicación y también en la clase política. Los lobbistas lograron poner el tema de la consulta y de la ciclovía en la agenda pública en pocos días y montaron una campaña primero en contra de la consulta y ahora a favor del "Sí".

Esas habilidades tecnológicas, ese acceso a internet, esos contactos, todo eso no lo tienen los opositores de la ciclovía, o no en el mismo grado. No existe un lobby que se oponga a este tipo de obras, pero sí uno que presiona para que se construyan.

Eso nos puede llevar a otro tema: ¿cuántos problemas de la ciudad no son visibilizados porque no están siendo retomados por grupos de activistas con capacidades, habilidades y vínculos como los de los ciclistas? El agua potable en colonias populares, el alumbrado público, la energía eléctrica, el pavimento, las clínicas, las escuelas. Son muchos problemas invisibilizados y tal vez más urgentes para una mayor cantidad de gente. En ultima instancia se trata de a qué problemas es prioritario dirigir los presupuestos.

De lo que no se debería hacer consulta alguna, y nadie la pediría además, es para llevar agua potable a Lomas de Tabachines, o para construir módulos de seguridad, escuelas o clínicas en la colonia Jalisco, en la Mesa Colorada o Santa Ana Tepetitán. Pero, ¿quién exige eso? ¿quién lo pone sobre la mesa? ¿quién hace presión para solucionarlo? Nadie, al menos en las redes.

La población marginada no sólo no cuenta con los altavoces, tampoco cuenta con la consciencia de sí como sujeto de derechos y como quien tiene que exigir y presionar a las autoridades para contar con los servicios públicos básicos.

El siguiente paso en la ciudadanización de la política es la politización de la población marginada, su activación, la visibilización de sus problemas, la colocación de su voz en la opinión pública y la exigencia de que se le atienda.

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