domingo, 30 de diciembre de 2018

Religión y violencia


Un argumento en contra de la creencia religiosa es que provoca comportamientos fanáticos y conductas violentas. Y, en efecto, hay una larga historia de persecuciones, imposiciones, represión, tortura y muerte ligada a la religión, o a algunas religiones.
El egiptólogo alemán Jan Assmann apunta hacia lo que llama "distinción mosaica", como uno de los orígenes de la intolerancia religiosa. Esa distinción, que habría comenzado con el faraón Akhenatón, inauguró en el mundo antiguo una forma de creencia que incluye la exclusión de otros credos.
El monoteísmo de Akhenatón habría sido el primero en postular no sólo la existencia de un dios, sino, a la par, la inexistencia y falsedad de todos los otros. En ese sentido fue una "contrarreligión", es decir, una religión que se ve a sí misma como opuesta a las anteriores.
Algunos estudiosos han dividido las religiones en "primarias", que tendrían una base cosmoteísta, es decir, inmanente, en la que las divinidades forman parte del mundo y se relacionan con fuerzas de la naturaleza, son muchas y no se excluyen, y las "secundarias", más recientes, que postulan una divinidad trascendente, fuera del mundo, y que vienen a imponerse sobre las primarias, juzgadas de primitivas, paganas, demoníacas.
Las religiones politeístas con base primaria eran más tolerantes con otras tradiciones religiosas. Los dioses extranjeros no eran negados, sino más bien integrados. La postura era considerar que un dios venido de fuera era equivalente a uno propio o, si no, un dios no reconocido todavía, que merecía culto. Eso se aprecia, por ejemplo, en la antigüedad grecorromana, que fácilmente sumaba dioses, a veces por moda cultural.
El monoteísmo de Akhenatón, que data del siglo XIV a. C., habría sido la primera o una de las primeras religiones secundarias, con su culto exclusivo a Atón, que buscaba eliminar el culto de cualquier otro dios del numeroso panteón egipcio.
Egipto se sumió en una guerra civil y en un grave conflicto interno entre el faraón y la poderosa casta sacerdotal de Tebas. Akhenatón trasladó la capital a Amarna y emprendió toda una serie de reformas, no sólo religiosas sino también políticas y estéticas. No tuvo éxito, los faraones que le sucedieron gradualmente recuperaron las antiguas tradiciones y el nombre de Akhenatón fue borrado de la lista de reyes. Se quiso sepultar su recuerdo.
Una hipótesis interesante de Assmann, teórico de la "memoria colectiva", es que el trauma histórico del monoteísmo de Akhenatón habría quedado latente, como reprimido. Y cuando los egipcios se encontraron, en época helenística, con el monoteísmo de los judíos, su reacción fue de rechazo, pues los remitía a su propia experiencia traumática y violenta con el monoteísmo de Atón, que databa de un milenio atrás. Ése sería uno de los orígenes del antisemitismo en la Antigüedad.
El monoteísmo judío sería otro ejemplo de religión "secundaria", basada en una revelación divina, con una verdad que se recoge en textos sagrados. Niega a las demás religiones y se ve a sí misma como la única verdadera. Pero una característica del judaísmo es que está ligado a un pueblo, que se considera el elegido por el único dios verdadero. Por ello, no busca imponer su culto a otros pueblos, sino sólo preservarlo. No es una religión misionera ni que busque la expansión de su credo. En lugar de colonizar, se aísla, se segmenta, se autoexcluye.
En cambio, el cristianismo, un monoteísmo derivado del judaísmo, también basado en la revelación y en escrituras sagradas que guardan la verdad, se presentará como religión universal. Será por esencia expansivo y cuando se vincule con el poder político romano, se propagará hasta donde pueda. Como es la única religión verdadera y su dios es el único que existe, se justificará no sólo la negación de las otras religiones y dioses, sino también su eliminación, su destrucción. La conversión no será una opción sino una obligación.
El aspecto militar e imperialista ligado al monoteísmo se verá también, en forma más aguda, en el islam, otra religión del mismo tronco que el judaísmo, igualmente basada en una revelación y en escrituras sagradas. Mahoma mismo, el profeta que recibió la revelación en una cueva, fue también un líder militar, que encabezó la destrucción de cultos previos en la península arábiga. El islam se expandirá sobre los infieles, con apoyo del poder militar.
Ahora bien, ése un aspecto del monoteísmo, es el "precio" que, según Assmann, se ha tenido que pagar para dejar atrás las religiones cosmoteístas y abrir camino a una espiritualidad más profunda que la presente en las religiones "primarias".
Europa se configuró según la cosmovisión cristiana, dominante durante toda la Edad Media. Y el islam ha marcado la identidad de las sociedades de oriente próximo.
Pero el cosmoteísmo se ha mantenido latente. No ha sido eliminado del todo. Assmann tiene la hipótesis de que las religiones naturalistas, inmanentes, de base primaria, han logrado retornar y han influido también en la historia de occidente, aportando elementos culturales.
Así, por ejemplo, el Corpus hermeticum, atribuido a Hermes Trismegisto, un sacerdote egipcio, o la Hieroglyphica de Horapolo, un tratado sobre los jeroglíficos egipcios, fueron popular en el Renacimiento. Saliendo del molde cristiano, diferentes pensadores como Marsilio Ficino y Pico della Mirandola buscaron una síntesis de religiones, que llamaron "Prisca theologia", una verdad común detrás de todos los credos.
Es como si el cosmoteísmo retornara para superar la "distinción mosaica" excluyente y aportara elementos para una síntesis incluyente. Eso también se habría notado en la Ilustración y la masonería, donde se pueden rastrear igualmente herencias egipcias y orientales anteriores a las tres grandes religiones monoteístas.
De manera que podría defenderse la tesis de que grandes corrientes de la modernidad que han colaborado en la secularización de occidente han estado influidas por tradiciones no monoteístas, de base primaria y cosmoteísta. Así, la sociedad cristiana europea construida sobre las bases del monoteísmo habría sido transformada, en buena medida, por un corriente de pensamiento subterránea que hizo retornar elementos de renovación precristianos.
Es como si occidente, con su armadura simbólica cristiana, estuviera por doquier acosado, desde dentro, por tradiciones no cristianas ni monoteístas, algo que también puede reconocerse en el Romanticismo, por agregar otro ejemplo. El "hen kai pan" de los románticos, es decir, el panteísmo moderno, con antecedentes en el dios oculto egipcio, el dios de Jenófanes o el de los neoplatónicos, sale del molde monoteísta y vuelve a anudar la naturaleza y la divinidad, lo que es claro en el idealismo de Schelling.
La religión ha sido fuente de violencia, es verdad, pero habría que entrar en detalles. Rechazar de tajo la religión, sin hacer distinciones, pasa de la verdad a la verdad parcial y roza la falsificación por omisión histórica y reflexiva. La religión monoteísta puede ser considerada un avance, así como el retorno del cosmoteísmo en la modernidad debe ser valorado en sus aportes.
La construcción de una sociedad en la que creyentes de todos los credos y también los no creyentes tengan lugar es posible. No es necesario caer en una nueva "distinción" que niegue toda creencia religiosa en nombre de una ideología política o de la ciencia.
De hecho, la postura peligrosa no es la de creer o no creer sino la de considerar la creencia propia como la única verdad y atribuir la falsedad a todas las demás, con afanes de imposición y expansión. Los que eso hacen desde la ciencia o desde la ideología quizá no se den cuenta que están repitiendo un esquema religioso, el del monoteísmo militante que tanto dicen combatir.

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